Siento que he cubierto el cupo de ambición “social”. Supongo que siempre quise demostrarme que podría tener éxito a la antigua usanza, a nivel empresarial, al nivel en que un padre se siente orgulloso de su hijo charlando con los amigos.
Pero una vez llegado al nivel deseado, no importa cuál, para unos será tener un puesto relevante en una empresa, para otros tener la suya propia, hay que ser honesto con uno mismo.
“Vale, esto es lo que quería, ¿y ahora?¿lo sigo queriendo? ¿quiero mover ficha hacia delante? ¿hacia atrás?”
Una de las charlas míticas con el Pater fue acerca del éxito, intentaba explicar cómo no me creía que el éxito fuese objetivo, cómo quizá él lo entendería como un trabajo bien pagado, con casa, hijos y perro. En el caso del Pater, siempre añadiría un olivo en el jardín, pero eso supongo que responde a algún trauma infantil.
Yo defendía que una vida de éxito tiene que ver con vivir (al nivel económico que sea) de lo que más te divierta. Que nadie vendrá en mis minutos finales de vida a decirme que la viví correctamente y he ganado una vida extra, como en los videojuegos. Que lo único que me llevaré de esta vida es lo que disfrute y ame.
Sobre el papel el Pater coincidía, cómo no, es filosofía de bar arregle-el-mundo-en-tres-cómodos-whiskys.
Pero contraataqué: “y si te dijera, por ejemplo, que soy feliz cuando toco en la calle y viviese de ello, ¿te parecería eso tener éxito? ¿presumirías de eso con los amigos?” Su “sí” creo que entró dentro del rango de los ultrasonidos.
Siempre que pienso en esto pienso en La-Juli, la panadera de mi pueblo. De niño nunca entendí por qué trabajaba tan duro en la panadería. A cualquier hora, allí estaba ella para darte un donut o una barra de pan con un chascarrillo. Todo el mundo decía que nadaba en la abundancia, que tenía tierras, ya sabes, los pueblos… Pero ella seguía levantándose a las 5 a hacer pan y si a las 10 de la noche golpeabas su puerta y, si quedaba pan, allí estaba ella para dártelo .
Ahora admiro a La-Juli, que no creo que haya salido nunca de Algete y quizá podría permitirse viajar alrededor del mundo de forma permanente. No lo hace porque no quiere, porque es feliz en su panadería, no lo necesita, sin más. Tenerlo claro es admirable.
Para mí, el éxito en la vida es exactamente eso, hacer lo que realmente quieres y disfrutarlo sin causar daños a terceros. Quizá no sea lo más correcto, quizá no sea lo que más dinero te reporte, quizá sea arriesgado.
Pero, si lo piensas, si no crees demasiado en la vida después de la muerte, habrá que centrarse en que realmente haya vida antes de la muerte.
¿No estamos aquí para esto? ¿no cambiarías tu sueldo durante un tiempo por intentar ser feliz haciendo lo que quieres? ¿No probarías al menos para comprobar si es viable y quitarte esa espina?
Yo sí…
Un abrazo,
Hare
PD. Por cierto, he encontrado un grupo en Facebook que propone a La-Juli para que dé el pregón de las fiestas de Algete, ¡grande!