Lo que he vivido esta última semana me recordó a una vez, creo que en Redes, que hablaban de las cualidades innatas y las aprendidas.
Experimentaban en laberintos de ratones con los recién nacidos. Observaban cómo unos eran curiosos e intentaban investigar, enfrentándose a los retos que les iban poniendo y otros no dejaban de temblar de miedo sin avanzar un paso a lo desconocido.
Los seres humanos no somos tan distintos, creo que la curiosidad y valentía se pueden potenciar, pero no se enseñan, son innatas. O quizá estén ahí dentro de todos, pero aletargadas.
Valentía, no de ser capaz de enfrentarse al Golfo apandador de turno jugándose la integridad física, hablo de enfrentarse a la vida tomando decisiones y asumiéndolas, sean acertadas o no.
¿Hay muy pocas personas tomando decisiones con respecto a sus vidas? Parecemos esforzarnos más en buscar las excusas que justifiquen esa ausencia de decisiones. Dejando que el tiempo pase, obviando que, el hecho de no tomar una decisión, es una decisión en sí.
Supongo que si nunca pruebas de verdad nunca fracasarás y no tendrás que asumir, ni superar, ni aprender de la derrota. Siempre podrás decir “no lo conseguí porque realmente no lo intenté” o “pero entonces conocí a tu madre”. Pero no vivirás, al menos no en el verdadero sentido de la palabra.
Sara dice que hay decisiones que hay que tomarlas en el primer momento, si se deja pasar el tiempo para que la encrucijada se resuelva por sí sola, terminará por resolverse, pero cuando ya no importe.
Yo, que soy más simple, la reinterpreto como: De qué sirve saber que tenías que coger el desvío cuando lo acabas de dejar atrás.
Esa ausencia de decisiones creo que afecta a la felicidad. Parece como si la idea del éxito/felicidad en la vida estuviese predeterminada de fábrica y fuese una ecuación general (incluyendo en muchas el vil metal) en vez de una muy personal e intransferible.
Y lo que es peor, como si llegada a una edad tu persona y tu nivel de felicidad y/o éxito quedase fijado y asumido y no pudieses hacer nada para mejorarlo.
La vida no va a esperar a una mejor situación para seguir su curso, no queda latente hasta que decides vivirla, te defines por tu vida en tus decisiones presentes, no en las posibles decisiones futuras que no has vivido. No por tópico es menos cierto que si no vives de la forma que piensas ahora, es probable que acabes pensando de la forma que vives en el futuro.
En lo que respecta a mí, últimamente me lo planteo así: Si nunca es buen momento para probar algo, quizá no haya que esperar más.
¡Y allá voy a probar!, nos vemos en la enfermería.
Un abrazo,
Hare
PD. Dejo una instrumental del gran Tommy Emmanuel cuyo título viene al pelo “Those who wait”
Etiquetas: éxito, felicidad, ratones
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