La gente cambia, las células se regeneran deprisa en cada cuerpo. En unos años todas nuestras células serán nuevas, distintas. Tú no serás tú, serás otro/a.
Quiero pensar que en cada cambio, además de más viejos, nos hacemos mejores, que nuestras células, iconscientes de formar parte de un cuerpo, aprehenden información de alguna manera de los libros que leemos, la música que oímos y de las cicatrices que nos deja la vida y que, por ello, tardan cada vez más en regenerarse.
Siempre pensé en mi yo pasado, aunque sea el de hace 3 minutos, como ese descerebrado que no razonaba las cosas, supongo que era un gesto de soberbia más…hasta que la conocí a ella.
Se enamoró de mi yo de hace unos años y le han seguido convenciendo mis cambios hasta el día de hoy. No me preguntes cómo, no tengo la menor idea. Sólo deduzco que, o bien no era tan descerebrado como me creía, o todo lo contrario, sigo igual de perdido que entonces.
Tampoco sé qué es lo que me llevó hasta ella. Recuerdo que antes de conocernos la vi en una foto entre cientos que me mostraba Merche de un viaje a no sé donde y fue inmediato querer saber más. Luego apareció en un concierto y lo tuve claro, a la segunda tentativa, tras un fracaso estrepitoso en la primera, decidimos que nos veríamos sólo cuando quisiéramos, sin ataduras. En tres meses prácticamente vivíamos juntos…
Ella es una parte de mí que no está anclada a mi cuerpo pero no por ello deja de ser parte mía. Es la primera persona a la que quiero contarle lo que me ocurre, la primera de la que quiero saber noticias, me provoca una sonrisa Y sólo con mirarla. Es el almacén de alegría, espero que inagotable, de mi cerebro. Ya me lo decía Marta, “sé cuando viene ella a dormir porque te oigo reír toda la noche al otro lado del tabique”. Creo que es la definición de amor más exacta que he oído hasta ahora.
No necesito estar siempre con ella, la siento como un satélite mío y yo como uno suyo. Vivimos de alguna manera independientes para crecer juntos con las experiencias del otro. Al mismo tiempo, no puedo definirme sin hablar de ella. Quién sabe, quizá en unos años nos regeneremos en personas que no tengan nada que ver y esto acabe, pero ahora siento que me completa… y que será para toda la vida.
Un abrazo,
Hare