Llevo un tiempo pensando que nos pasamos la vida cometiendo errores, creo que eso nos hace personas. El problema no es ese. El problema es que rara vez nos damos cuenta de los errores cometidos, o al menos a tiempo.
Ayer tuve una conversación sobre relaciones personales y de que es posible dejarse comer por el ritmo de vida, hasta no saber qué es lo que quieres.
Analicémoslo de una forma simple y probablemente ingenua: No estás cómodo con tu pareja, no compartís los mismos gustos ni inquietudes y no hay respeto/amor suficiente como para ceder sin apuntar en la libreta del debe y haber de las buenas acciones. Sí, hay gente que lleva la contabilidad hasta el extremo de aplicarlo a las relaciones personales.
La respuesta tras este plantamiento parece fácil, huye hacia adelante. Pero amigo/a no es tan sencillo. Una vez vi, no recuerdo qué película, en la que el protagonista daba la vuelta a la frase hecha de “mejor solo que mal acompañado”, diciendo “mejor mal acompañado que solo y el que diga lo contrario es que no se ha sentido nunca realmente solo”.
No nos suelen gustar los cambios y ése es el velo que envuelve todo lo demás y es humano ponerlo. Quizá gracias a ese velo se han mantenido muchas parejas y es más, seguro que mis ancestros tuvieron hijos de relaciones sostenidas así y, gracias a ellos, tras muchas generaciones nací yo, así que le estaré “vitaliciamente” agradecido a ese velo.
Me viene a la cabeza el poema de íngel González “Para que yo me llame íngel González” que trata el tema de las generaciones y casualidades hasta crear a un ser humano específico. Me emociona cada vez que lo leo.
“El amor no lo es todo” dijo, y coincido en eso, pero no acabo de entender qué tipo de amor es el que no incluye la empatía, el respeto y la generosidad. No digo que no sea posible, pero yo no lo entiendo.
Regresé a casa un poco tocado y decidí poner una película. Compré hace algún tiempo “Una historia verdadera” recomendada por Gorka. Juraba y perjuraba que con esta película Lynch quiso demostrar al mundo que podía hacer películas “clásicas” geniales como el que más. Gorka es un actor en potencia mucho más cinéfilo que yo. Esos factores hacen que me dé miedo ver este tipo de películas recomendadadas. A veces sólo las entienden y admiran tipos con jersey de cuello vuelto y un libro de algún clásico en francés bien visible. Sin contar con que vi Mulholland drive y todavía me sigo preguntando de qué iba… es decir, de qué iba puesto el tal David cuando la rodó. En fin.
Otro error, A Straight Story me encantó. Argumento sencillo, enternecedor y que me devuelve a lo básico, a lo que es importante en la vida. Un anciano da lecciones de vida desde la humildad mientras va a solucionar uno de sus últimos errores de los que se percató.
Mientras escribo esto suena el último disco de James Blunt, del que no había oído más que el “you’re beautiful” por la radio. Este tiene una canción sobre este tema que me sorprende por lo mismo, por la forma de tratar las relaciones personales. Se llama Same mistake y habla de las segundas oportunidades, pero en vez del típico “vuelve, no lo haré más”, viene a decir que : “No llamo para pedir una segunda oportunidad, dame razones pero no me des la elección, porque cometería el mismo error otra vez”. Me parece honesto.
Gorka, te has ganado un bono de confianza para la siguiente película que me recomiendes.
Un abrazo,
Hare